¿El inventor es francés?
La semana pasada, publicamos la carta del Sr. Corbu, de Rennes-le-Château, señalándonos que «la ley que rige los platillos volantes fue descubierta por un ilustre sabio francés y que otro sabio, también francés, había aplicado esta ley para inventar un dispositivo destinado a los viajes espaciales, al que había bautizado ‘Tore’.» Nuestro lector planteaba la hipótesis de que el inventor, «al no haber sido tomado en serio por los centros científicos franceses, habría partido al extranjero».
Pues bien, no es así. Desde entonces, este inventor se ha manifestado. Nos ha escrito:
M. Émile DROUET, Hôtel Saint-Jacques, 5, rue de la Tombe-Issoire, París (14°).
«Solo me queda un ejemplar del ‘Jeudi-Magazine’, que publicó, alrededor de octubre de 1946, la descripción de un artefacto muy similar a un ‘platillo volante’, pero en 1946 aún no se hablaba de ‘platillos’.
El aparato descrito en ‘Jeudi-Magazine’, editado por el Sr. Chapelle, 22, rue Bergère, se llamaba ‘Tore astronautique’.»
«Esta invención pasó desapercibida… salvo para los jóvenes lectores de ‘Jeudi-Magazine’, sus padres y… ciertamente los críticos especializados del estilo ‘Argos de cien ojos’, como los que hay en todos los servicios de información del mundo.»
«Mi descripción no contenía la fórmula matemática del aparato, y esto por tres razones de valor desigual:»
- Un periódico infantil podría haber rechazado el artículo por principio.
- Incluso si la fórmula hubiera sido publicada, probablemente no habría sido comprendida por los lectores comunes.
- Corría el riesgo de ser demasiado bien comprendida por personas que no se habrían preocupado en absoluto por retribuir mi trabajo según su verdadero valor científico y utilitario.
«La invención, en sí misma, vale más de un millón. No quería que fuera posible realizarla sin mí.»
«Sin embargo, es posible que ingenieros altamente calificados hayan descubierto la fórmula analizando mi descripción resumida, interpretando la curiosa afirmación de mi texto que decía que el ‘Tore astronautique’ se libraba de la gravedad en el lugar, en vez de ser lanzado como un proyectil, debido al efecto combinado de su doble rotación: la del conjunto y la de los giroscopios alojados en su interior.
«Incluso sin la fórmula exacta, los científicos, y en particular los astrónomos, pueden verificar fácilmente que, bajo ciertas condiciones, la gravedad puede ser vencida en el mismo lugar, como un astronauta en una trayectoria bastante rápida. En otras palabras, mi ‘Tore astronautique’ era un ‘platillo volante’ antes de que el término existiera.»
«El aparato, liberado de la gravedad en el lugar, estaba destinado a despegar automáticamente, tangencialmente al globo, y en una única dirección obligatoria, hacia el Este, debido a la rotación de la Tierra, con la velocidad del movimiento diurno en la latitud del lugar: en París, 305 m/s; en Marsella, 340 m/s; en el ecuador, 465 m/s.»
«Además, si el despegue se realizaba a medianoche, el aparato también tomaba la tangente a la órbita, con la velocidad del movimiento anual: unos 30 km/s. En total, en el ecuador: 30.465 m/s.»
«Este sistema es, por lo tanto, mucho más rápido que cualquier otro conocido, y la fuerza motriz se toma de la gravitación universal, es decir, es gratuita…»