León XIII, cuyo nombre de nacimiento era Vincenzo Gioacchino Raffaele Luigi Pecci, nació el 2 de marzo de 1810 en Carpineto Romano, Italia. Fue el sexto de los siete hijos de la familia Pecci, una familia de la nobleza menor. Estudió teología y filosofía en Roma y fue ordenado sacerdote en 1837. Su inteligencia y habilidad para las relaciones eclesiásticas lo llevaron a desempeñar varios roles importantes dentro de la Iglesia, incluyendo nuncio apostólico en Bélgica y arzobispo de Perugia.
En 1878, tras la muerte de Pío IX, fue elegido Papa, adoptando el nombre de León XIII. Su pontificado, que duró hasta su muerte en 1903, fue notable por varios motivos. Se concentró en el diálogo entre la fe y la razón moderna, tratando de reconciliar a la Iglesia con el mundo contemporáneo. Promovió el estudio de Santo Tomás de Aquino y enfatizó la importancia de la filosofía y teología tomistas como una respuesta a los problemas modernos.
En el contexto de Rennes-le-Château, la presencia de León XIII se manifiesta de manera simbólica a través de un escudo en la entrada de la iglesia. Este escudo se encuentra junto a los del Obispo Billard y el Obispo Leuillieux. Tanto León XIII como el Obispo Billard eran conocidos por sus posturas antimasonas, lo cual queda reflejado esta carta pastoral de Mgr. Billard y en la encíclica “Humanum Genus” de León XIII. Este alegato contra la masonería encontró eco en figuras católicas fervorosas como el Obispo Billard, quien realizó poco después una carta pastoral contra la masonería y reafirmando lo dicho por el papa en su encíclica. La inclusión de estos escudos en la iglesia podría interpretarse como un homenaje a su firme postura contra la masonería y su influencia en la región.
Además, León XIII aparece en las noticias relacionadas con su respuesta al Obispo Billard sobre la República, siendo descrito de manera irónica y tratado como un traidor en una publicación del 16 de enero de 1892 en “El Nuevo Régimen”. Un artículo de 1900 en “Le Radical”, publicado el 15 de septiembre de ese año, sugiere su implicación en negocios comerciales, específicamente en el tráfico de misas. Su influencia también se refleja en la política eclesiástica regional, como en las decisiones tomadas por Monseñor Paul-Félix Beuvain de Beauséjour, quien siguió las recomendaciones de León XIII para intentar reconciliarse con la República.